Café a domicilio ya sea en Querétaro o al resto de la República

0
0 Productos seleccionado

No products in the cart.

Nuestra Historia

Barra

La barra de café surge de un deseo fundamental: servir y compartir café mexicano de manera ética, así como motivar e inspirar a las personas a consumirlo desde la empatía, el respeto y la sensibilidad. Así, en julio del 2018, Mau funda la Barra del Apapacho: un pequeño espacio de tan sólo 14 m2 que pronto se convertiría en el punto de reunión de artistas, lectores, ciclistas o simplemente cafeteros que poco a poco fueron conformando la comunidad que somos ahora. Aún quedan viejos ecos del primer esbozo de esa comunidad en un vinil encima de la puerta que lee “club de ciclismo”, ecos que han reverberado en el bici-estacionamiento donde ahora caben 10 bicis en vez de un coche, y en el 15% de descuento que se les da a todos aquellos que lleguen rodando en una.

Con el lema “Cualquier similitud a una cantina no es coincidencia”, la Barra se convirtió en un lugar de charlas, risas, bicis y café. Es un espacio de constante resonancia de ideas y, por lo tanto, de una incesante indagación y redefinición de lo que es el café, y de lo que significa para nosotros “compartir”. Sí, la Barra es una cantina porque no hay un muro que separe a los baristas de los consumidores; es una casa de diálogo porque no se busca que la interacción termine cuando el cliente reciba su bebida, sino que exista una comunicación ávida que propicie la receptividad y la apertura hacia la comprensión de lo que está consumiendo y por qué lo está consumiendo, para luego dar paso a la transmisión del esfuerzo de nuestros amigos productores mediante la bebida final. En los primeros años (del 2018 al 2020), la Barra funcionaba también como espacio de tostado. Aún hoy se conserva el tostador que “flota” sobre la máquina de espresso, en el cual se procesaron los primeros lotes.

Casa tostadora y Ventanita

La Casa Tostadora nace a raíz de dos momentos cruciales: la pandemia y el miedo a responder ¿cómo compartir el amor por el café con una nueva hendidura separándonos a todos? ¿Cómo mantener ese diálogo e interacción humana que antes permitía la Barra?

Meses antes de la pandemia, compramos un tostador más grande con la intención de mejorar la higiene, seguridad y orden de los procesos de producción. Lo recibimos un día antes de la declaración oficial de la pandemia y del cierre de muchas actividades. He ahí el porqué de la repentina inquietud que pronto nos impulsó a pasar los siguientes seis meses familiarizándonos y experimentando con la maquinaria para entenderla mejor, y a comenzar a comunicar la venta de café en grano y molido para su consumo en casa. Es aquí donde comprendimos algo más: no estábamos empatizando con las limitaciones —desde el acceso al agua adecuada hasta al equipamiento óptimos— de nuestra comunidad para preparar una “taza Apapacho”. Es por esto que, junto con Renata Martínez, nuestra diseñadora, Mau se empeñó en ofrecer un producto mucho más ameno y amigable para el consumo.

Al principio, creamos documentos pdf e imágenes para guiar el uso de nuestro café que compartimos con amigos, al tiempo que tostábamos entre 100 y 200 kg mensuales. Sin embargo, el encierro continuaba y pronto la demanda creció a entre 500 a 700 kg mensuales. Ante esta situación, decidimos conformar nuestro equipo “aDomicilio”, quien se encargaría de que hubiera alguien atento a responder dudas y a comenzar a generar, una vez más, la atención que se daba en Barra, recomendando y sugiriendo qué café consumir, y siempre tratando de cultivar y fortalecer tanto la relación con nuestra comunidad cafetera como con los productores.

Finalmente, llegó octubre del 2020, fecha en la que reabrimos, con un horario limitado de dos días a la semana, Barra. Más el ritmo de trabajo no disminuyó aquí: los pedidos de café para consumo en casa seguían llegando y aumentando, por lo que, ante la necesidad de un espacio mucho más amplio, comenzamos a buscar un lugar que nos permitiera continuar con dicha expansión y crecimiento. Así, en febrero del 2021, ese espacio se hizo posible. Mudamos la Casa Tostadora al Andador Libertad 47 y, con el arte de Renata avivando la puerta, la ayuda de muchas manos amigas y las ganas por seguir creciendo, poco a poco el lugar comenzó a ser parte de nosotros, de una comunidad en constante transformación. Se volvió un espacio de reflexión, e indagación, de autoconocimiento, de unión de nuestro equipo y de la búsqueda por mejorar los procesos de producción que día con día llevamos a cabo. Es ésta la visión que nos condujo, también, a mediados del 2021, a abrir la Ventanita de la Casa Tostadora, la cual nos ha permitido ofrecer un extenso catálogo de café en grano o molido, café para beber en el momento y un rato ameno en el andador a quien se encuentre transitándolo y se acerque a preguntar “¿Aquí qué venden?”.

Nuestra bolsa “La casa del café”

Queremos que nuestra bolsa no sólo funcione como empaque desechable de nuestro café, sino como un pedacito más de nuestra voz, una casita del grano cuyas paredes, cuando la tengas en tu hogar, te hablen de quienes somos, que nos sientas tan cercanos como cuando charlamos la primera vez que te sentaste a tomar una taza en Barra. En este sentido, nuestra bolsa es otra pequeña ventana al interior del Apapacho, una bienvenida más a nuestra casa. Cada diseño, pensado y creado por Renata, está hecho para que nos conozcas, para hacerte saber algunas recomendaciones y para que te sientas acompañado mientras preparas tu café. Te encontrarás, por ejemplo, con dibujos de nuestro equipo y de muchas otras personas que se han vuelto parte de nuestra comunidad, así como una etiqueta especialmente hecha para que conozcas los nombres de nuestros amigos productores y para contar un poco de la historia de la finca de la que proviene el café que ahora tienes contigo. Cuando termines, si tu bolsa sigue en buenas condiciones, te animamos a traerla de vuelta para que así nosotros podamos reutilizarla.